Es originaria de la Península Ibérica, llegando después al resto de Europa, Australia y en muchas zonas de América.
El hábitat del conejo de monte es diverso y salvo las áreas de alta montaña y humedales, es más bien una especie típica del monte y matorral y ocupa preferentemente lugares en los que se intercalan zonas de refugio abundante con zonas de alimentación. Requiere un suelo donde pueda excavar.
Su cabeza es redonda y sus ojos grandes y marrones. Se caracteriza sobre todo por sus orejas largas y erectas, de hasta 7 cm (más cortas que las de la liebre común). Su cola es muy corta y carece de una mancha negra en el dorso que sí posee la liebre, y cuyo color blanco se distingue fácilmente cuando el conejo huye. Las patas anteriores son más cortas que las posteriores. No presenta dimorfismo sexual. y complexión atlética. Suelen ser nerviosos y poco dóciles
Una manera fácil de distinguir al conejo de la liebre, aparte de su menor tamaño, es plegando las orejas hacia delante: en el caso del conejo no sobrepasan el borde del hocico. Mide de 33 a 40 cm entre la cabeza y el cuerpo, y tiene una cola de 4 a 6 cm. Su peso es de 1,5 kg aproximadamente.
El conejo es de costumbres casi siempre crepusculares; sin embargo, los días calurosos es frecuente encontrarle desde el mediodía o incluso durante toda la mañana. Vive en colonias que suelen construir laberínticas galerías subterráneas, llamadas conejeras.
Los límites de sus territorios son marcados con precisión a través de las heces, existiendo además, al parecer, un preciso estamento jerárquico entre los machos de la colonia.
Se desplaza a pequeños saltos. En caso de alerta, el conejo se levanta sobre sus patas traseras (consigue una visión de 360º), con las orejas erguidas, preparado para la huida.
El hecho de que se coman sus propios excrementos durante la noche se interpreta como una actividad rentable para su propia economía, ya que así puede aprovechar las sustancias producidas por las bacterias de su intestino.
El conejo de campo es mucho más estilizado y no acumula tanta grasa como el conejo de la ciudad. Esto se debe tanto a la alimentación como al hecho de correr libremente en busca de alimento y resguardo de los depredadores. Sin duda alguna, el conejo silvestre lleva un estilo de vida mucho más activo y estresante.
Su cabeza es redonda y sus ojos grandes y marrones. Se caracteriza sobre todo por sus orejas largas y erectas, de hasta 7 cm (más cortas que las de la liebre común). Su cola es muy corta y carece de una mancha negra en el dorso que sí posee la liebre, y cuyo color blanco se distingue fácilmente cuando el conejo huye. Las patas anteriores son más cortas que las posteriores. No presenta dimorfismo sexual. y complexión atlética. Suelen ser nerviosos y poco dóciles
Una manera fácil de distinguir al conejo de la liebre, aparte de su menor tamaño, es plegando las orejas hacia delante: en el caso del conejo no sobrepasan el borde del hocico. Mide de 33 a 40 cm entre la cabeza y el cuerpo, y tiene una cola de 4 a 6 cm. Su peso es de 1,5 kg aproximadamente.
El conejo es de costumbres casi siempre crepusculares; sin embargo, los días calurosos es frecuente encontrarle desde el mediodía o incluso durante toda la mañana. Vive en colonias que suelen construir laberínticas galerías subterráneas, llamadas conejeras.
Los límites de sus territorios son marcados con precisión a través de las heces, existiendo además, al parecer, un preciso estamento jerárquico entre los machos de la colonia.
Se desplaza a pequeños saltos. En caso de alerta, el conejo se levanta sobre sus patas traseras (consigue una visión de 360º), con las orejas erguidas, preparado para la huida.
El hecho de que se coman sus propios excrementos durante la noche se interpreta como una actividad rentable para su propia economía, ya que así puede aprovechar las sustancias producidas por las bacterias de su intestino.
El conejo de campo es mucho más estilizado y no acumula tanta grasa como el conejo de la ciudad. Esto se debe tanto a la alimentación como al hecho de correr libremente en busca de alimento y resguardo de los depredadores. Sin duda alguna, el conejo silvestre lleva un estilo de vida mucho más activo y estresante.
Aspectos reproductivos
Para la reproducción construyen una cámara especial de 150 cm de longitud, excavada a una profundidad de 50 cm. En la naturaleza, el período de acoplamiento se extiende desde marzo a septiembre, durando la gestación unos 30 días. Con 3 a 4 partos por año, dan a luz a 4 ó 5 crías. La madre amamanta a los conejitos durante unas tres semanas, tras las cuales éstos abandonan el nido o conejera a las cuatro semanas. La madurez sexual la alcanzan a la edad de tres o cuatro meses. El conejo de monte es una especie denominada en términos biológicos “estratega de la r” lo que significa que cuenta con una gran eficacia en este sentido y, en función de las condiciones climáticas y disponibilidad de alimento, puede reproducirse durante gran parte del año.
ALIMENTACIÓN
herbívoro cuya dieta puede abarcar gran número de especies vegetales, pero también frutos, semillas, hierba, raíces, flores y hojas.
DINÁMICA POBLACIONAL
Nos encontramos ante una especie social, territorial y con una organización muy jerarquizada, aunque independiente entre machos y hembras. Existe por un lado un macho o machos dominantes y una o varias hembras dominantes a partir de los que se engrana el complejo entramado social de la colonia.
En la colonia, existe un reparto de tareas por el cual mientras unos individuos se alimentan o descansan, otros vigilan, manteniéndose en todo momento una comunicación entre los individuos. Los machos dominantes suelen emplear la mayor parte de su tiempo vigilando y defendiendo el territorio, dedicándose las hembras a la alimentación, reproducción y preparación de madrigueras…